Fachada histórica

La fachada actual

Nos encontramos frente a la fachada del actual Hotel Miramar Barcelona, pero para conocer los inicios del edificio, tenemos que remontarnos a unos años antes de 1929. Primero de todo, el espacio fue un modesto restaurante, posteriormente allí se construyó, un palacio para albergar los banquetes durante la Exposición Universal de 1929 que se celebró en Barcelona. El arquitecto encargado fue Ramón Raventós, quien levantó el edificio que dignificó el anterior y sentó las bases del aspecto exterior del actual hotel del cual queda la fachada.

La Exposición Universal 1929

La Exposición Universal que se celebró en Barcelona el 1888 posibilitó que la ciudad catalana adquiriese por primera vez rango de capital europea. En 1905, el erudito, político y arquitecto catalán, Josep Puig i Cadafalch publicó un artículo en un influyente periódico de la época: “La Veu de Catalunya” que tituló “A votar per l’Exposició Universal”.

Lo que comentaban Puig i Cadafalch, era que en ese momento era necesario empujar la ciudad hacia la modernidad y el futuro y colocarla en el mapa internacional. Su decidida apuesta, no cayó en saco roto y empezaron a crearse comisiones con instituciones ciudadanas para avanzar en el proyecto. El debate no fue fácil ni pacífico porque las posibilidades de ubicar las construcciones eran muchas.

 

 

Finalmente, en 1914 se decidió que se realizaría en la montaña de Montjuïc. Fue una decisión arriesgada ya que se trataba de una zona escasamente urbanizada y muy alejada de la ciudad.

Entre 1917 y 1919 se empezó con el ajardinamiento de diversas zonas de la montaña a cargo del reconocido arquitecto y paisajista Jean Claude Forestier, por lo que obtuvo diferentes reconocimientos, uno de ellos, el Gran Premio de la Exposición Universal de Barcelona de 1929.

Restaurante Miramar

El restaurante Miramar constaba originalmente de tres grandes espacios, la terraza exterior, de mobiliario desenfadado, iluminada por farolillos y adornada con guirnaldas que ofrecía al visitante un servicio esmerado con un mobiliario básico de sillas de enea y mesas con manteles de cuadros y que permitía disfrutar de la brisa marina y de una espectacular vista sobre la ciudad y el mar.

Lo que ahora es el lobby del hotel, durante esos años fue el salón principal de la planta baja, a resguardo de las inclemencias del tiempo, estaba decorado por lámparas de araña y cristales tallados. Las mesas se adornaban con una porcelana y cubertería más fina. Aquí, los comensales podían disfrutar de las vistas gracias a unos enormes ventanales que daban al jardín.

Finalmente, a través de unas escaleras interiores se podía acceder a la primera planta, adornada de elegantes serigrafías, menos mesas, el mobiliario más sofisticado y una gran lámpara central iluminaba la estancia al atardecer. Las ventanas, a diferencia de las del piso inferior, tenían forma de arcos y estaban construidas de finas maderas procedentes de oriente.

El gran restaurante sobreviviría varias décadas a la inauguración de la feria de 1929 organizándose allí numerosos banquetes y almuerzos de empresarios, gremios, parlamentarios y políticos de diversos partidos. Las visitas de personalidades al parque, monumentos y a la montaña, terminaban en numerosas ocasiones en protocolarios almuerzos en el restaurante.

La reforma

En 2001, cuando se le encomendó a Óscar Tusquets la remodelación del Palacio para convertirlo en lo que es ahora el Hotel Miramar Barcelona, se quiso otorgar a la antigua fachada un mínimo de dignidad, es por eso por lo que el nuevo edificio se escalona hacia atrás formando amplias terrazas frente a las habitaciones y se pintó en un verde similar al de los árboles del bosque, para ceder todo el protagonismo a la antigua fachada.

Gastronomía, terrazas y cócteles

figura
flecha


Comparte tu experiencia

y crea más recuerdos con el Hotel Miramar Barcelona

Síguenos en Instagram @hotelmiramarbarcelona

Comparte tu experiencia en tu perfil de Instagram, etiquétanos y usa el hashtag #HotelMiramarBarcelonaHistoria